Los cambios en el uso del transporte a raíz de la pandemia de COVID-19 y los planes nacionales de recuperación son una oportunidad para que los gobiernos y empresas de América Latina y el Caribe aceleren la transición hacia la movilidad eléctrica, según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
En su cuarta edición, el reporte “Movilidad Eléctrica: Avances en América Latina y el Caribe” es la revisión anual del Pnuma al estado de este sector que, de acuerdo con los autores, va ganando fuerza en la medida en la que los usuarios optan por medios de transporte más limpios, y los gobiernos aumentan la ambición de sus compromisos climáticos y delinean políticas para cumplir los objetivos del Acuerdo de París.
Para Gustavo Máñez, coordinador regional de Cambio Climático del Pnuma en América Latina y el Caribe, “2020 fue un año disruptivo para el transporte en la región. Si los países y las empresas saben aprovechar el contexto, las transformaciones que vemos hoy pueden abrir el camino a una movilidad totalmente sostenible con una matriz energética limpia”.
El sector transporte es responsable de 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero en la región y es uno de los principales causantes de la contaminación del aire.
Metas de reducción
Según el informe, 27 de los 33 países de América Latina y el Caribe han priorizado el transporte como un elemento central para alcanzar sus metas de reducción de emisiones suscritas en el Acuerdo de París de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
No obstante, a la fecha, los países de la región no cuentan con metas de corto y mediano plazo para poner fin a la venta de vehículos de combustión.
En 2020, crecieron los esfuerzos nacionales para formular estrategias de movilidad eléctrica. México es uno de los países en proceso de desarrollo de sus planes.
El transporte público urbano sigue siendo prioritario en los planes de movilidad de la región, que tiene el mayor uso de buses per cápita.
Sin embargo, las restricciones a la movilidad impuestas por la pandemia transformaron el uso de algunos de los sistemas de transporte público debido a la reducción en el número de pasajeros, mientras se impulsaba en paralelo la movilidad activa y la micromovilidad eléctrica.
Conforme se empiezan a relajar estas restricciones, es crucial que el transporte público no pierda terreno frente a los vehículos particulares, de acuerdo con el informe.
Las ciudades que destacan en América Latina por su mayor avance en materia de electrificación de autobuses del transporte público en 2020 fueron Bogotá (Colombia), con la adquisición de 406 unidades, y Ciudad de México (México), que sumó 193 trolebuses.
De acuerdo con el informe, si continúan las tendencias actuales, a partir de 2025 se estarán desplegando anualmente más de 5.000 autobuses eléctricos en las ciudades latinoamericanas.