Un vehículo producido en México es más competitivo que un producto brasileño. Así lo pone de manifiesto un estudio comparativo de competitividad de los mercados automotrices de ambos países elaborado por PwC Brasil y difundido por la asociación brasileña de fabricantes de vehículos automotrices (Anfavea)).
La publicación apunta que fabricar un auto en México es un 18% menos costos que en Brasil.
Las principales diferencias están en materiales y logística. Sumándose los impuestos de cada país, la diferencia final del coste puede subir a un 44%, dependiendo del tipo de vehículo.
Ambos países presentan aspectos socioeconómicos muy similares, pero tienen perfiles comerciales distintos. México cuenta con un grado de apertura superior al de Brasil.
Prueba de ello es la cantidad de acuerdos comerciales celebrados en cada país: México mantiene 12 tratados de libre comercio con 46 países y otros 32 acuerdos bilaterales. Por su parte, Brasil cuenta con seis tratados de libre comercio con 11 países y 21 acuerdos bilaterales y multilaterales.
Según el estudio, México tiene una clara vocación comercial direccionada hacia las exportaciones. En el sector automotriz un 88% de la manufactura se dirige al comercio exterior, mientras que Brasil tiene un 22% de la producción de vehículos orientada hacia las exportaciones.
Esto se refleja en términos de movimiento comercial. En 2017 México movió US$ 143 mil millones y Brasil US$ 26 mil millones.
También hay que destacar que el volumen de ocupación de la capacidad productiva en México fue del 88% en 2017. En el caso brasileño, la tasa fue de un 60%, debido sobre todo al período de baja del mercado interno, lo cual impactó la producción.
La carga tributaria entre los dos países también influye en la competitividad del mercado brasileño. En Brasil inciden en el vehículo entre un 37% y un 44% de impuestos, según el tamaño del motor. En cambio en México, hay un 16% de impuestos sobre los vehículos.
El estudio concluye que, en un escenario de importación para Brasil, el auto mexicano sigue más competitivo, con un 12% menos que el producto brasileño.
En un escenario de exportación, el vehículo producido en México sería un 24% más competitivo que un vehículo brasileño.